martes, 10 de junio de 2014

LA GITANA, EL ROMERO, LA MALDICIÓN Y LA NOVELA




¡¡Ay,morena, que te leo la buena fortuna!!

No sé qué me pasa, qué tengo en la cara, que haga lo que haga, diga lo que diga, cualquier miembro de ONG, vendedor callejero, poeta de terraza, señor que se ha quedado sin gasolina, muchacho al que le faltan dos euros para comprar el billete de vuelta a casa, sordomudo vendiendo autodefinidos, abuelo que se pierde, vendedor de rosas o de coronas con leds, solicitante de firmas para proyectos imposibles... en resumen, cualquier pedigüeño que se precie, olfatea el ambiente, me mira y sin mostrar duda o titubeo alguno me aborda sin compasión. Da igual que yo intente poner cara de pocos amigos (he llegado a practicar frente al espejo), que salga con gafas de sol o que mire hacia otro lado. Sea cual sea la especialidad del solicitante de ayuda ajena me para en cuanto me ve.