viernes, 30 de mayo de 2014

REFLEXIONES DE UNA BECARIA MADURITA

Mi primer día como becaria fue emocionante... ¡qué iusión hace volver a empezar!


Como bien sabéis los que me acompañáis en la aventura del blog desde sus inicios,  este almacén de pensamientos comenzó denominándose "Reinventarse a los 50", ya que un desengaño laboral nos dejó a mi media naranja y a mí sin trabajo y sin rumbo hace algo más de un año, estando yo a falta de dos añitos para el medio siglo.

Vaya, vaya, ¿y ahora qué? Nos preguntábamos día sí y día también con esa  sensación de vacío tan cercana al miedo que te ancla el vértigo a la boca del estómago... ¿qué hacemos? Entonces el destino, a veces tan cabroncete y a veces tan majo, vino a echarnos una mano, y le puso a mi señor esposo en bandeja de plata la posibilidad de trabajar en su oficio de la mano de una persona a la que siempre había admirado muchísimo... así que ¡miel sobre hojuelas! De momento recuperábamos algo de tranquilidad.

miércoles, 7 de mayo de 2014

¿PERDIENDO EL TIEMPO?


A veces no tengo nada que decir. Nada especial de lo que hablar, nada que pensar o nada que hacer. Nadie a quien felicitar o regañar, ningún asunto que requiera atención inminente. Bueno, en realidad sí que hay mil trabajos pendientes, temas sobre los que meditar y cosas que solucionar pero, simplemente no me apetece. Decido entonces dedicarme la tarde. Mi cerebro se queda al ralentí y el tiempo se me escapa entre los dedos, lenta y agradablemente. Miro por la ventana de la terraza y olfateo el aire. ¡Huele a primavera! Los loros que viven en uno de los enormes pinos del jardín revolotean frente a mí, dos gorriones les persiguen en un juego interminable. La casa está en silencio. Mis perras dormitan a mi lado y de vez en cuando se agitan por el sueño. Las acaricio por si es una pesadilla y se estiran buscando mi contacto.

domingo, 4 de mayo de 2014

LAS NIÑAS


Las niñas que fuimos, que seguimos siendo, os deseamos a todas FELIZ DÍA DE LA MADRE


Hace unos años, mis padres recibieron la llamada de unos amigos de Venezuela. Su relación era muy estrecha, así que estos amigos les pedían que recibieran a unos conocidos suyos que viajaban a Madrid en unos días y  les ayudaran en algunas gestiones que debían realizar. Mis padres, siempre dispuestos, se prestaron  de buena gana a lo que les pedían, haciendo realidad la letra de la canción "los amigos de mis amigos son mis amigos". Mi madre, la relaciones públicas de la familia, fue la encargada de los contactos telefónicos preliminares,  de atenderles en todo aquello que necesitaron y, por supuesto y como gesto de bienvenida por excelencia, de invitarles a comer a casa, asegurándose de que aquel día sus tres hijas íbamos a estar para recibirles.

Conociéndola, supongo que les habló en repetidas ocasiones de sus niñas, de que las niñas iban a estar en casa, de que iban a conocer a las niñas, y de la mucha ilusión que le hacía que conocieran a sus niñas.