miércoles, 18 de diciembre de 2013

RECUPEREMOS LA NAVIDAD



Y dentro de nada, Nochebuena otra vez.

Cuando llegan estas fechas siempre recuerdo a mi abuelo. Cada Nochebuena, cuando terminábamos de cenar y estábamos a punto de recoger los platos, decía una de sus frases lapidarias: "y dentro de nada, Nochebuena otra vez". Las tres hermanas intercambiábamos miraditas de cachondeo e incomprensión. ¿Cómo que "dentro de nada" si falta todo un año? 365 días, un plazo casi infinito en la vida de un niño o de un adolescente.

Ahora sin embargo, comprendo perfectamente lo que quería decir. Parece que acabas de guardarla cuando estás abriendo de nuevo la caja del Belén y recolocando en la balda, junto al lago de papel de plata, a la lavandera manca, al pescador sin caña, a las despatarradas ovejas  y al pobre camello de Gaspar, que a duras penas se sostiene sobre sus quebradas patas. No sé exactamente cuándo sufrió el accidente que le dejó en ese estado, pero ningún año encuentro el momento de pegarlo y yo creo que el pobre ya me mira con cierto rencor. Pero claro, antes de darme cuenta estoy de nuevo con su cuerpo mutilado en la mano, guardándolo en la caja, y pensando "Vaya, no lo he pegado... Bueno cuando lo saque el año que viene". ¡Ja, ja y requeteja! Dirá para sí el pobre camello, con toda la razón del mundo.

El año pasa tan rápido que ni siquiera la aspiradora ha tenido a bien hacer desaparecer los últimos  restos de nieve y de musgo del chino de detrás del radiador cuando ya estoy de nuevo esparciendo una nueva capa de basurillas con las que recrear un nacimiento en el que conviven, he de reconocer que sin ningún tipo de rigor, arena del desierto, piedras de río  y nieve de corchopán, palmeras, pinos, piñas, florecillas y hasta hierbas que resultan ser más altas que las ovejas. Pero así es la Navidad. Mágica y llena de contrastes.

Sí, soy una gran defensora de la Navidad, y he puesto mi Belén y mi árbol hasta cuando vivía más sola que la una en un minúsculo quinto piso sin ascensor al que muy pocos tenían ánimo de trepar. Soy consciente de que a medida que nos hacemos mayores todo el esfuerzo que exigen estas fiestas nos va dando más pereza y que el corazón, algo más dolorido cada año, protesta y prefiere no obligarse a sentir más intensamente de lo estrictamente necesario. La Navidad es como el gran aniversario universal, el momento en el que nos acordamos de todo y de todos y eso muchas veces no apetece.

Pero esa especie de reticencia a la melancolía es una cosa, y otra muy distinta es desvirtuar su significado, olvidar todo lo bonito que puede y debe aportarnos. Muchas veces he discutido esto con mis amigos "Grinchs",  todos los que se refieren a la Navidad como un mero montaje comercial y consumista que en realidad no tiene ningún significado a parte del meramente monetario.  ¡Eso no es verdad! Los consumistas somos nosotros,  los que le damos un sentido prioritariamente económico a la vida también somos nosotros, nadie más. Antes de la televisión, los anuncios de colonias o los centros comerciales, la Navidad ya existía... e increíblemente hubo un tiempo en que la gente era feliz sin un Ipad, un Smartphone, o una tele gigante en el salón.

Hay otro sector de  antinavideños que basan su poco gusto por estas fiestas en su más que respetable ateísmo. Pero si intentamos entender la historia que nos cuenta la Navidad como si viésemos una película cualquiera, lo que nos encontramos es a una familia muy poco tradicional que se ama sobre todas las cosas. José resulta ser un hombre de generosidad indiscutible que se casa con María de penalti pese a que sabe sin duda que el hijo no es suyo. Sólo es un carpintero, así que no tiene mucho que ofrecer, pero le brinda a María lo que más necesita: apoyo, amor y  ser un padre para su hijo. Como si tuvieran poco con el embarazo y demás dificultades económicas, han de hacer juntos un periplo imposible hasta Belén para cumplir con la legislación de la época... que entonces los políticos ya eran unos capullos. Allí sólo encuentran  un pesebre como paritorio y una mula y un buey como sistema de calefacción ¡vaya rachita!... Pero de pronto se les llena la casa de gente de la más diversa índole. Personas humildes que aún  sabiendo que el hijo no es de José, algo que no se ajusta a la moral de la época, comparten con aquella extraña familia las pocas cosas que tienen y les echan un cable en aquel difícil trance. Incluso tres hombres ancianos y sabios originarios del oriente pasan por la casucha para ayudarles. Todo un ejemplo de amor y generosidad del que deberíamos tomar nota.  Una historia que aún sin sus connotaciones religiosas merecería ser contada.

Así que no hay excusa que valga. La Navidad en sí misma sólo incide en la importancia del amor a la familia, a los amigos e incluso a los extraños con los que compartimos vida. Sólo te invita a ser mejor persona y a que compartas tu amor con la gente que te quiere y a la que quieres, sin juzgarla, sin verla con otros ojos que no sean los del corazón. Es una llamada para detener por un momento nuestra vida habitual, cesar en nuestras obligaciones y sentir. Y para todo eso no hace falta ser creyente, de verdad. La Navidad es una fiesta para todos, una excusa para reír, cantar, para abrazar, besar y acariciar, para mirar a los tuyos desde tu sitio en la mesa y recordar la suerte que tienes por disfrutar de una nochebuena más junto a ellos.

Si buceamos en lo más profundo de nuestro corazón todos nosotros sabemos lo que es verdaderamente importante, pero antes de darnos cuenta lo olvidamos. Miramos hacia otro lado. Y nos angustia no poder hacer un regalo tan caro como el del último año, o no poder ir de viaje como hacías habitualmente.  Nos preocupa repetir modelo en las fiestas o tener que convivir durante unos días con toda la familia... ¡Somos tontos!  Los que tenemos la suerte de vivir en paz, de tener un plato en la mesa y de estar rodeados de los nuestros tenemos la obligación de disfrutarlo y  de agradecer a Dios, a la vida, al destino o a la suerte la enorme dicha que nos pone en bandeja, porque son muchos millones de personas los que darían cualquier cosa por tener cerca a su familia, por comer un plato de arroz o por poder pasear sin temor, sin pensar que les puede caer una bomba encima en cualquier momento.

Así que, queridos amigos, dejaos llevar. Por duros que seáis, permitid que el fondo de vuestros corazoncillos se enternezca al escuchar un villancico. Reíd de buena gana cuando veáis a un tipo con peluca brillante, gafas con bigote y cuernos de reno paseando por la calle tan feliz y normal como si fuera con traje y corbata. Abrazad de corazón a vuestros suegros, cuñados, primos, amigos o compañeros de trabajo y olvidemos absurdas rencillas que no llevan a ninguna parte. Montemos el Belén y el arbolito con la mejor de las sonrisas. Seamos niños de nuevo y permitamos sin pudor que los Reyes Magos de Oriente, Papá Noel, Jesusito, los ángeles benditos o el mismísimo Corte Inglés nos echen una mano en esta misión. Porque abrirle la puerta a la magia no es más que estar preparados para la realidad ya que en la vida, por suerte, puede pasarte cualquier cosa en cualquier momento.

Recordemos que el tiempo pasa raudo y veloz y  que lo que no disfrutemos hoy quizá ya no esté a nuestro alcance mañana...  Y como por algo hay que empezar, yo, de momento, me voy a pegar las patas de mi más que paciente camello, que dentro de nada será Nochebuena otra vez y el pobre agradecerá no seguir un año más con esas pintas.

¡Os deseo FELIZ NAVIDAD, de todo corazón!

6 comentarios:

  1. ¡ya estaba yo echando de menos el post de esta semana! iba a ponerte un wp!!! LO JURO. Es posible que tengas razón, guapa, aunque eso también tiene mucho que ver con tu carácter y el de tu familia. Tu bien sabes que yo no tengo una familia así y mucho menos tu carácter, así que después de gastar todas mis fuerzas es sobrevivir día a día, ya no me quedan para "echar el resto en espíritu navideño". Te quiero mucho amiga y a pesar de todo ¡Feliz Navidad!

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  2. Me gusta la navidad. Porque es rosa y dulce como una Pantera Rosa. Y aunque aveces empacha como esa panterita, no puedes prescindir de ella.
    Y porque es un homenaje a los que ya no están y la adoraban.
    Y porque es rendirle de verdad pleitesía al niño Jesús, que debió ser como una especie de Niño Torres o Raúl, pero palestino y cuando Sara Montiel Restinpeace.
    Y porque para los que somos y sobre todo nos sentimos católicos a pesar de que nos señalen un poquito con el dedo de lo políticamente correcto y el gafaplastismo, que es la versión actualizada del gafapasta, es un dia supremo, soberbio y brutal, casi tanto como ganar una champions, con permiso del mismísimo Dios. Y no me refiero a Zidane.
    Y graciaa, Magda, por seguir Ahí, con tus palabras, tus guiños, tus sonrisas, tus alegrías, tus nostalgias y tus principios.

    Feliz Navidad, que diría Cervantes. Merry Christmas, que hubiera declamado Shakespeare. O Felí Navidá, q seguro exclama Sergio Ramos.

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  3. hola que bonito todo

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  4. Bueno ya llega la "dichosa semanita", pero que bien y que razón tienes, los que lo tenemos todo, esa familia maravillosa que Dios me ha dado, pues si voy a disfrurarlo como nunca me has convencido el 2013 ha sido maravilloso y 2014 va a ser mejor y que decir de esos 7 nietos que tengo lo mejor que me ha pasado en Navidad y en el resto del año "VIVA LA NAVIDAD", un beso

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  5. SOYUNAFERIA
    Pues claro que si , mi querida Masdalena.
    Deseando estaba de leer tu post que yo si te lo he reclamado por wasap, pero no me ha dado tiempo hasta ahora ,porque staba con todos los preparativos para recibir la Navidad y preparar el terreno a Papa Noel que llega esta noche.
    Me encanta esta fiesta, la epoca de las luces y de los recuerdos de la infancia, del calor de las casas cuando llegas de la calle que se une a ese olor de comida o cena que prepara tu madre. Tambien forma parte de la Navidad la grandes discusiones que no se porque carajo tienen que salir en ese momento, pero el caso es que salen como miuras corriendo por e salón de casa y luego o se pasan o cada nueva Navidad hacen un aniversario desde que fulanito no se habla con menganito y hasta que no se arregle eso no desaparece y quedan siempre como grandes anecdotas en la vida de la Navidad. Pero hasta esto yo lo he superado y la veo preciosa, me encanta.
    Ahora con niños es genial,ves el gran poder que tiene la fantasia porque mi hija ha visto a los reyes en el salón y mi sobrino vio e trineo del papa Noel saliendo de nuestra terraza.Jajajaajaja. Es genial, y haré siempre lo posible para disfrutarlas, pero le pido a la vida que mantenga unida a mi familia y a mis amigos porque sin ellos ninguna Navidad tendría mucho sentido pero seguría poniendo un hermoso árbol en mi salón como tu ponesese camello cojo que espero que le lleves este año al fisio.
    Te quiero amiga, Feliz Navidad a todos

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  6. Gracias Magda,por seguir haciendo uso de esa capacidadtuya de iluminar cualquier sombra q podamos tener. Siempre tan alegre como una niña. Eres una tia estupenda. Pasadlo bien esta Navidad. Miles de besos y abrazos para todos.
    Os queremos!!!!

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